Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Este nuevo álbum de los últimos cuartetos de cuerda de Beethoven del prestigioso Tetzlaff Quartett ofrece un tributo apropiado para celebrar el 250 aniversario del nacimiento del genial compositor. Estas obras monumentales a las que el cuarteto da nuevas interpretaciones se encuentran entre los mayores logros en la historia de la música artística occidental escrita por un compositor que ya había perdido gran parte del contacto con el mundo. Al escribir sus últimos cuartetos de cuerda, op. 127–135, Beethoven se enfermaba cada vez más y comprendió que nunca podría recuperarse por completo. Beethoven acababa de completar su novena sinfonía cuando recibió una comisión para escribir cuartetos de cuerda. Lo que resultó fue una serie de obras maestras totalmente únicas, altamente individuales en su idioma e inusuales en su forma. El cuarteto de cuerda en la menor, op. 132, es una obra en cinco movimientos; los movimientos nos. 1, 3 y 5 son los portadores centrales de significado. El eje del cuarteto es la parte central del trabajo, Heiliger Dankgesang eines Genesenen an die Gottheit, in der lidischen Tonart (Canción sagrada de acción de gracias de un convaleciente a la divinidad, en el modo lidio). El contexto biográfico de este título es obvio y se refiere específicamente al ataque grave de enfermedad experimentado por Beethoven desde mediados de abril hasta principios de mayo de 1825. La Gran fuga, op. 133, es una obra que ha fascinado a los oyentes durante dos siglos. Originalmente, el cuarteto de cuerda en si bemol mayor, op. 130, y Gran fuga, op.133, eran parte de un mismo trabajo. Beethoven había escrito la fuga como el movimiento final del cuarteto de cuerda, pero su editor lo instó a escribir un nuevo final. Para este álbum, Tetzlaff Quartett interpreta el cuarteto de Cuerdas, op.130, junto con la Gran fuga, devolviendo así el trabajo a su forma original.
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